En Colombia habitan dos de las tres especies de manatíes que existen en el mundo: el manatí antillano o del Caribe (Trichechus manatus) y el manatí amazónico (Trichechus inunguis). Estos mamíferos acuáticos ocupan las regiones del Caribe, Magdalena Medio, Amazonas y Orinoco y se estima que su población oscila entre los 800 y 1.000 ejemplares, sin embargo, no existen registros oficiales ni precisos sobre la cantidad de manatíes que habitan en la región, lo cual supone un gran inconveniente a la hora de hacer un seguimiento eficaz para su conservación.
En los últimos dos años se ha hecho cada vez más frecuente leer reportes de manatíes muertos, uno muerto en las playas de la vereda Cirilo del municipio de Turbo, una manatí muerta en Ciénaga de Paredes en el municipio de Puerto Wilches, otro manatí muerto en la Ciénaga del Llanito en Barrancabermeja y otros casos menos mediáticos que hacen que se cumpla la preocupante cifra de al menos 17 muertes en el Magdalena Medio.
Estos hechos nos recuerdan el lamentable caso de Julieta, la manatí del Caribe asesinada por pescadores en 2021 en la Ciénaga Grande de Santa Marta, un caso sin precedentes que fue rechazado por SOS Animales Colombia pues fue un acto repudiable ocurrido a tan sólo cinco días de haber sido liberada tras un largo proceso de rescate, cuidado y rehabilitación por parte de la Corporación Autónoma Regional del Magdalena – Corpamag. Leer más aquí.
Recordemos que, tanto el manatí del Caribe como el manatí amazónico, están en riesgo debido a la pesca incidental, la contaminación, la sequía a causa del acaparamiento de agua por parte de las empresas de monocultivos y ganadería, la pérdida y fragmentación de sus hábitats, la caza indiscriminada para el consumo de su carne y el enredo con trasmallo o artefactos de pesca.
La tasa de natalidad de estos mamíferos es muy baja pues su periodo de gestación es de aproximadamente 12 meses y una hembra tiene en promedio una cría cada 5 años. Aunque posee pocos depredadores naturales, el manatí está siendo depredado brutalmente por los seres humanos ante la inacción de las autoridades judiciales y ambientales.
Por medio de la Resolución 574 de 1969 se estableció la veda permanente para la caza del manatí, sin embargo, esta se ha incumplido convirtiéndola en una especie vulnerable a nivel global y con un riesgo de extinción muy alto en estado de vida silvestre a nivel local, según la Resolución 1912 de 2017 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia
Los manatíes, los herbívoros acuáticos más grandes del planeta, son criaturas fascinantes e indispensables, tanto así que son considerados especies sombrilla pues son indicadores de ecosistemas saludables, es decir, si ellos están bien muchas otras especies de plantas y animales también se ven beneficiadas. Se alimentan de variedad de plantas, sumergidas, flotantes y emergentes, pueden comer hasta 40 kg de plantas por día y devuelven cerca del 40% como nutrientes puros al agua, por si fuera poco, también contribuyen a mantener la profundidad de los cuerpos de agua moviendo los sedimentos con su cola.
Son seres sintientes que suelen ser tímidos y se dispersan con facilidad o nadan rápidamente en situaciones de peligro, no hay ninguna excusa válida que justifique asesinarlos de manera sistemática hasta casi el exterminio, por esto, resaltamos la valiosa labor para la protección de la especie que hacen organizaciones como la Fundación Omacha y el Centro de Conservación de Manatíes del Caribe que de manera comprometida hacen labores de rescate, rehabilitación, liberación, investigación científica, procesos de sensibilización, educación ambiental y trabajo con las comunidades.
Desde SOS Animales Colombia invitamos a la comunidad en general a adherirse y apoyar activamente estas acciones para la conservación del manatí y celebramos importantes iniciativas como la publicación del Plan de acción nacional para la conservación de los mamíferos acuáticos de Colombia 2022 – 2035, una herramienta alternativa para garantizar no solo la conservación de valiosas especies como esta, sino también de los ecosistemas en los que habitan.
De igual forma, continuamos instando al Gobierno a realizar un trabajo más exhaustivo junto a las autoridades ambientales en la aplicación de estrategias de conservación y monitoreo constante de las áreas protegidas.
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