Bienestar animal, medioambiente, salud pública, seguridad energética y alimentaria: Existen sin número de razones por las cuales la agricultura animal está hoy en día empezando a ser cuestionada.

Los escándalos en el sector tampoco están ayudando a mejorar la opinión que los ciudadanos, especialmente los jóvenes, tienen sobre la explotación animal. Los más recientes hechos ocurridos en Francia y en los Países Bajos donde miles de gallinas fueron sacrificadas por un brote de gripe aviar, junto con los últimos acontecimiento en Botsuana donde 10.000 vacas fueron “destruidas” a causa de un brote de fiebre aftosa, han generado gran conmoción internacional. 

Estas no son razones de poca importancia para repensar la agricultura animal, sobre todo si se tiene en cuenta que el mundo entero acaba de salir de una crisis sanitaria sin precedentes originada por una enfermedad zoonótica. De hecho, las razones para cuestionar la explotación animal son preocupantes y poco se mencionan, no solo por los intereses que están en juego sino porque incluyen conceptos técnicos como “exceso de nitrógeno en la atmósfera” o “la resistencia antimicrobiana” que no todo el mundo entiende. Este primer factor preocupa a países europeos como Bélgica y los Países Bajos quienes actualmente se enfrentan a los agricultores al exigirles la transformación inminente de sus ganaderías, de forma tal que reduzcan el impacto medioambiental de las mismas.

A nivel mundial la agricultura animal produce el 65% de las emisiones de óxido nitroso del mundo, que tiene un impacto en el calentamiento global 296 veces mayor que el dióxido de carbono. La cría de ganado para el consumo humano genera casi el 15% de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero, que es mayor que todas las emisiones del transporte combinadas y que tiene efectos directos en la salud de las personas.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, la contaminación ambiental es responsable por 9 millones de muertes prematuras a nivel mundial. Tan solo el año pasado, un estudio realizado en los Estados Unidos, reveló que 17.000 personas mueren al año a causa de la contaminación producida en las granjas.

Otro tema de gran magnitud del que poco se habla es la resistencia antimicrobiana. Solo en 2019 esta cobró la vida de más de 1.2 millones de personas a nivel mundial por lo que es considerada como una pandemia silenciosa y es causada en gran parte por la gran cantidad de antibióticos que los seres humanos estamos consumiendo a través de los animales. Europa y el mundo ya saben de esto y por eso el enfoque One Health empieza a tener mucha fuerza, tanto que en un hecho sin precedentes, durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente realizada a principios del año en Nairobi fue adoptada la resolución sobre el ‘Nexo entre bienestar animal, medio ambiente y desarrollo sostenible’.

Sin duda, la COVID 19 coadyuvó a que los gobiernos finalmente empezaran a pensar en el bienestar de los animales pues desde el inicio de la emergencia sanitaria se ha hecho énfasis en el origen de las pandemias, las cuales provienen, en más de un 70 por ciento, del manejo de animales, en su mayoría para consumo.

Es por eso que hoy no es extraño que países avanzados, con democracias fuertes como Suiza se planteen la prohibición de la agricultura industrial dado que a mayor escala, mayores son los riesgos de brotes de zoonosis y mayor es el impacto para el medio ambiente de la agricultura animal. Suiza hace historia al ser el primer país donde se propone la prohibición de la ganadería intensiva.

La propuesta, liderada por organizaciones no gubernamentales como Greenpeace, la fundación Franz Weber, Sentience y Four Paws Internacional y apoyada por miles de ciudadanos en Suiza, implicaba una reforma constitucional que prohibía a los agricultores la cría de más de 2.000 animales y de igual forma restringía la importación de animales, o productos de base animal que no cumplieran con la regulación propuesta. 

A pesar de que la iniciativa no fue avalada por la mayoría requerida, esta propuesta hace parte de la tendencia hacía la que se mueven otros países de Europa como Finlandia y los Países Bajos, quienes preocupados por el medio ambiente y el bienestar de los animales buscan reducir la agricultura animal y fomentar la transición hacia una alimentación más sostenible a base de plantas. Este es también un importante mensaje para el gobierno y los ganaderos no solo de Suiza sino de todo el mundo, pues expone por primera vez la posibilidad de una prohibición constitucional de la explotación de animales utilizados para el consumo. 

Desde SOS Animales Colombia celebramos a los 1.062.674 millones de ciudadanos suizos que votaron ayer en favor del medio ambiente, de los animales y de la salud pública y contamos con que iniciativas como estas continúen apoyando la necesaria transformación de la agricultura a nivel mundial. 

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